jueves, 29 de septiembre de 2011

Nueva Zelanda. Primer viaje por la isla II

Ya entrada la noche llegamos a Mt Manganui, un pueblo costero cercano a Tauranga.

Backpacker en Mt Manganui
Nos establecimos en el nuevo backpacker, que siguiendo la tónica estaba regentado por un hombre adorable y sonriente; un encanto. El precio más o menos como el otro: 28$, unos 16€, muy aceptable teniendo en cuenta la gran cocina y las salas comunes, todas ellas muy limpias y confortables.
Después de cenar (algo que se está convirtiendo en el pan de cada dia; unos deliciosos noodles chinos con salsa) buscamos un sitio donde tomar unas cervezas y ver el partido. Jugaban los All Blacks contra Francia, por lo que tenia especial interés para nuestros compañeros "gabachos". Al final una taberna irlandesa bastante decente, con las cervezas a 6$ (lo habitual) de varios tipos, algunas neozelandesas, otras asiáticas... muy ricas la verdad. No fue una sorpresa que ganaran los All Blacks, aunque para los aficionados locales fuera la perfecta excusa para emborracharse e intentar adivinar nuestras nacionalidades sin siquiera poder mantener el equilibrio...

Tras menos horas de las necesarias pero con bastante ánimo, nos levantamos justo antes del amanecer. ¿La razón? Muy sencillo. Uno no ve el amanecer en el Pacífico todos los días, y debíamos aprovecharlo. Fuimos hasta la playa más cercana, también magnífica.
Qué decir... un espectáculo natural magnífico. El sol iba subiendo a través de las nubes. Nos dejaba observar los rayos justos para que la escena mereciera algunas decenas de fotos y muchas sonrisas entre nosotros. Inolvidable!

Manta raya en la Playa de Mt Manganui
Pero la naturaleza quiso brindarnos una sorpresa más. Decidimos bajar hasta la playa y comprobar la baja temperatura de aquel Océano en esta época del año. Entonces nos encontramos, a lo largo de la playa, como una decena de mantas raya que habían sido atacadas por los tiburones de la zona. Al tocar su piel aun muy húmeda, y al observar que no había bichos ni gaviotas a su alrededor, pudimos deducir que el ataque se había producido hacia no muchas horas. Fue increíble... nunca había visto una manta raya fuera de un acuario, y mucho menos de estas dimensiones; calculo que de la punta de la cola a la cabeza medían como 1'5metros. Además pudimos observar como en las zonas mordidas los agujeros tenían la perfecta forma de una mandíbula gigante, e incluso las incisiones de los dientes... ¡Nunca olvidaré esta imagen!


Tras despedirnos de la zona y un desayuno en el backpacker marchamos dirección norte. Fuimos siguiendo más o menos la linea de la costa Pacífica hasta el inicio de la Península de Coromandel. La carretera una gozada, muy estrecha y con muchas curvas, pero atravesando parajes de ensueño. Pudimos ver lagos, montañas, bosques, praderas... y algo importante que destacar: ¡mi primera experiencia conduciendo por la izquierda! Es una extraña sensación, pues todo lo que conoces y a lo que estás habituado cambia de lado... pero al final acostumbras a los pocos minutos. Eso sí, los primeros 200 metros son complicados y peligrosos. No es extraño meterse por el lado izquierdo y oír gritos desde el fondo de la furgoneta entre risas y bromas...

Comimos en un bar al borde de una carretera. Un sitio muy curioso, donde una amable camarera nos preparó hamburguesas, sandwitchs y fish&chips. Estos días estamos abusando bastante de la comida basura... ¡cómo echo de menos las lentejas de mi madre en momentos como este!

La idea era visitar 2 magníficos lugares en la costa del Océano Pacífico.
El primero era la "Hot Water Beach". Se trata de una playa de ensueño, rodeada de bosques y acantilados, donde cuando baja la marea puedes sentir el calor del interior de la Tierra. ¿Cómo funciona? Coges una pala, excavas en la arena, esperas unos minutos, el agua comienza a manar y voilá! Te metes y sientes como las aguas calientes naturales te relajan... Pero hubo unos pequeños problemas de cálculo... 1º estaba lloviendo a cántaros y hacía bastante frío y 2º la marea estaba altísima por lo que la zona de los agujeros estaba sumergida. Así que disfrutamos mucho de la playa... y vuelta a la carretera.

El segundo era una cueva natural en un acantilado enorme, situada al final de una playa de preciosa. Se llama "Cathedral cove", y es impresionante. Pero la mala suerte estaba de nuestro lado, y los mismo problemas se repitieron unas horas después. Así que nos conformamos con verlo todo desde arriba, desde un mirador situado en un lugar privilegiado.

"Cathedral cove"

Indignados con la situación pero de muy buen humor, regresamos a la carretera dirección Auckland.
Como conclusión este ha sido un fin de semana magnífico, con gente excepcional y viendo paisajes naturales únicos.

2 comentarios:

  1. Para una persona en el mundo este es el post que más feliz le hará de todo tu viaje...
    Tu madre y sus lentejas jajaja aunque es verdad que como las lentejas de una madre no hay nada en el mundo, ni siquiera en las antipodas :)

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  2. Uoooo se me ponen los pelos de punta solo de leerte! ten cuidado con los tiburones!!!

    Ruth

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