lunes, 3 de octubre de 2011

Nueva Zelanda. Segunda semana

Después del primer gran viaje volver a Auckland fue duro psicologicamente.
La parte bonita de este país reside en los paisajes - las montañas, valles, bosques, lagos, playas, desiertos, rios, pastos - y volver al mundo del metal y cristal es, al menos, complicado. La parte positiva es que Auckland es la cuidad más grande del país con solo 1 millón de habitantes (de un total de unos 5 millones en todo el territorio) por lo que todo es mucho más sencillo que en una cuidad como Madrid.

La semana transcurrió más rápido de lo esperado. Seguimos con la rutina de las clases por la mañana, comida sobre la 1pm y paseitos por las tardes. Esta semana se unieron unos cuantos españoles más a la escuela y a mi clase, por lo que el sentimiento de estar cerca de casa sigue aumentando. Aún así sigue siendo curioso escuchar acentos canario, gallego, andaluz y catalán por los pasillos de las escuela y las calles de Auckland.

Tras el gran fin de semana, el lunes 26 salió el sol y como buenos españoles salimos a disfrutar de la cuidad. Visitamos Albert Park, un parque situado muy cerca del centro de la cuidad. Poder sentir de nuevo los rayos del sol tras este duro y llovioso final de invierno en el Hemisferio Sur es muy agradable. Pasamos parte de la tarde charlando -en Castellano, si- y disfrutando de unos ricos conos de helado de McDonalds, que nos están dando la vida costando solo 0'60$! (Unos 0'35€)

Cementerio Judio
El martes 27 decidimos conocer parte de la zona sur de la cuidad. Andamos desde Queen St -cerca de nuestra escuela- dirección Mt Eden. De camino pasamos por cementerio judío y cristiano muy curioso. A apenas un paso de una zona comercial encontramos un parque con lápidas esculpidas en piedra. Parecían ser muy antiguas, y cuando nos acercamos pudimos leer que hacía algo más de 100 años que se habían colocado. Cuando visitas un cementerio fuera de España se siente algo distinto. No hay una sensación de frialdad, no puedes decir eso de "aquí huele a muerto". Aquí (y en otros muchos países que he tenido la suerte de visitar) son lugares muy agradables, normalmente integrados con el resto de la cuidad como parques por los que puedes pasear al perro, por los que parece haber más felicidad que tristeza. Y eso es todo un logro. Pudimos pasear, hacer algunas fotos, disfrutar del momento con total naturalidad.
Siguiendo nuestro camino pasamos por zonas residenciales con casas preciosas, con jardines aún más bonitos, colegios sin verjas (aquí los niños están tan bien educados que no necesitan limites físicos para saber donde deben estar), campos de rugby, más y más parques...

Tras una caminata entretenida llegamos al Monte Eden (o Te Ipu Kai a Mataaho). Es el cono volcánico más alto de Auckland con 196m sobre el nivel del mar. Está formado por un cráter simétrico de unos 50 metros de profundidad, y se trataba de un lugar sagrado para los Maoríes. Subimos hasta la zona más alta, justo enfrente del cráter. Las vistas eran impresionantes; 360º donde observar la cuidad, el puerto, las islas cercanas, bahías y penínsulas, montañas y barrios residenciales por la parte sur, y el resto de conos volcánicos que conforman el campo volcánico de Auckland. Impresionante.

Museo de Auckland
El miércoles 28 de septiembre organizamos planes un poco más culturales: visita al museo de la ciudad.
Simplemente por la localización del bonito edificio, en un parque gigante y muy verde, merece la pena la visita. Al ser estudiantes y residir en Auckland la entrada fue gratuita.
En la planta baja una exposición enorme de la cultura Maorí en Nueva Zelanda así como las otras culturas relacionadas del resto de islas del Pacífico Sur. En general para dejarte con la boca abierta, pero lo que más nos impresionó fueron unas barcas y unas casas originales expuestas dentro del edificio.
En la primera planta vimos una la flora y fauna típicas de las islas, y una zona exclusiva de los volcanes (con una casa donde se simulaba una posible erupción de un volcán en la bahía de Auckland, muy divertido). Y en la útima planta objetos de las Guerras Mundiales donde participó el país y del siglo pasado en general. Hay un dato que me ha llamado especialmente la atención: en la época de la Primera Guerra Mundial había en Nueva Zelanda más o menos 1 millón de habitantes, de los cuales, unos 100.000 se desplazaron para ayudar a los aliados, lo que supone un 10% de la población total. A cambio, cuando Japón amenazó el Pacífico, Estados Unidos mandó miles de soldados a las islas para protegerlas de posibles ataques.

Después bajamos hacia el centro donde habíamos quedado con el resto de españoles y algún que otro extranjero para tomar algo. Al final fue una noche genial, llena de buenos momentos y sobre todo un detalle: no se cómo ni porqué, pero me bebí 6 cervezas y solamente pagué una. Todos mis amigos me envidian desde entonces, y los miércoles se han convertido en un día sagrado para intentar conseguir superar la marca. Probaremos suerte esta semana...
¿Qué es lo bueno de seguir los horarios locales? Que te vas de fiesta a las 8, a las 12 ya no bebes más, a la 1 vuelves a casa andando, te acuestas a las 3 y te levantas a las 8 como un rey. Al final va a ser verdad eso de que los neozelandeses y sus horarios existen por un motivo razonable.



Cráter del Mt Eden  y el centro de Auckland

2 comentarios:

  1. Bueno en cuanto a la ayuda de los norteamericanos a los neozolandeses que decir, unos juegan al rugby y otros al futbol americano... creo que eso lo dice todo jajajaja

    Los nenes no necesitan verjas, los cementerios se integran con la vida y dejame adivinar la gente no grita por sistema. Si suena al extranjero :P

    ResponderEliminar
  2. Si sonries no tiene merito obtener 6 cervezas, tramposa ;)

    ResponderEliminar