jueves, 6 de octubre de 2011

Nueva Zelanda. Segundo viaje por la isla

Y por fin llegó el segundo fin de semana. Mucho más rápido de lo esperado, y con muchas ganas de seguir explorando la isla.
Esta vez organizamos un grupo formado íntegramente por españoles. Una mala noticia porque no podríamos practicar inglés de forma habitual (recordemos que el objetivo prioritario del viaje es aprender el idioma local).

Viernes 30 septiembre 2011
Después de una organización pésima, largos paseos calle arriba y abajo, y la visita a varias empresas de renting... por fin alquilamos el transporte para el fin de semana. 10 personas = 2 coches. Bastante bien de precio, creo recordar que unos 130$ por coche el fin de semana (unos 26$ por persona).
Nada más salir de la empresa pudimos comprobar algo que ocurriría a lo largo de todo el fin de semana: es imposible compenetrar a 2 coches a lo largo y ancho de Nueva Zelanda! A la conducción extraña se le suman múltiples variables. Todo se complica cuando nadie tiene teléfono neozelandés y no hay forma de comunicarse más que por pitidos imitando el morse de toda la vida. Divertido.

Destino: zona central de la isla.
Tras unas cuantas horas al volante y bien entrada la noche llegamos a Taupo, pueblo que adquiere su nombre del lago situado a su orilla, el cual es el más grande de todo el país. Se trata de la caldera de un antiguo volcán cuya formación se debe al desmoronamiento del volcán Oruanui hace unos 26.500 años.

Cascada del rio Waikato, Taupo
Como aquí las 8 de la tarde se corresponden con las 10 de la noche de España, os podéis imaginar lo que significa llegar a las 11 de la noche. Absolutamente nadie por la calle, todos los comercios cerrados exceptuando algún bar, y claro, las recepciones de los backpacker hacía horas que habían cerrado.
Estuvimos algo más de una hora dando vueltas por el pueblo, tratando de encontrar algo abierto con camas para 10 personas. Hay que señalar que a esas horas, y por un pueblo casi fantasma, además de pasar unas 10 veces por los mismos sitios hicimos alguna que otra "pirula"... resultado: la policía nos sigue con las luces puestas. No recuerdo un momento cercano en el tiempo en el que me haya puesto más nerviosa. Al final lo habitual: documentación, papeles del coche, registro con linterna... cuando ya no quedaba nada más por preguntar o mirar, la bondad de los neozelandeses volvió a hacer acto de presencia. Muy amablemente los policías llamaron por teléfono a algún albergue, preguntaron precios... y nos acompañaron hasta uno de ellos en plan escolta. Qué decir.
Acabamos durmiendo en un ruidoso backpacker situado en la calle principal de los pubs, donde tras una cena en la cocina (abierta exclusivamente para nosotros) nos acostamos en habitaciones separadas por la falta de espacio.

Sábado 1 octubre 2011.

El día amaneció muy nublado, con olor a lluvia en el horizonte. Uno de mis compañeros, con una capacidad infinita para procurar el buen ánimo del resto, nos instó a pensar en que no nos iba a llover. Y será cosa del destino, o de la magia Maorí de la isla, pero la verdad que a lo largo de todo el fin de semana únicamente sentimos la lluvia en los momentos de tránsito dentro del coche.

Atardecer en Taupo Lake
Fuimos a conocer el famoso lago. Era enorme. La orilla de enfrente se veía tan lejos que bien podría compararse con la imagen en algún pequeño mar. Gracias a nuestra Guía encontramos un sitio espectacular. No os he hablado de la maravillosa Lonely Planet, que sinceramente nos ha ayudado y nos ayudará durante toda nuestra estancia en Nueva Zelanda. Brillante información, siempre acertada. Escrita para los que viajamos de forma independiente y no queremos perdernos nada destacable. Muy recomendable. -  Y no, no trabajo para ninguna editorial ni casa de libros, ya me gustaría. Pues bien, en este lugar pudimos comprobar, de nuevo, cómo nuestra Tierra tiene vida propia; una "Hot Water Beach" en una de las orillas del lago. Precioso momento y bonitas fotos. Empezando el fin de semana con buen pie.

Del lago Taupo nace el río Waikato, que toma dirección norte hasta desembocar en el Océano Pacífico. Nuestra segunda parada del día fue en dicho río, muy cerca del pueblo, donde hay una impresionante cascada cercada por un desfiladero rocoso estrecho y abrumador. La fuerza del agua es impresionante, y los rápidos que se forman en el desfiladero son de los más violentos que he visto nunca. Muy recomendable también.

La tercera parada, que también localizamos gracias a la guía y a unas indicaciones locales, fue un parque situado también cerca de Taupo. Nada destacable hasta que llegas a la orilla del río cercano. Bajo un pequeño puente de madera y no muy bien señalado, de nuevo unas termas naturales espectaculares. Formando unas pequeñas piscinas y unas cascadas el agua casi ardiendo lo inundaba todo con su olor especial. No lo dudamos ni un segundo, y tras una comida rápida nos metimos a disfrutar de uno de los mejores baños de la temporada. Después de 2 horas, los dedos arrugados, muchas fotos y muchas risas abandonamos el oasis muy apenados y con la piel estupenda. Otro sitio espectacular muy recomendable.

Seguimos rodeando el lago dirección sur con el sol muy bajo en el horizonte. De camino a Turangi no pudimos evitar acercarnos de nuevo a una de las orillas para admirar el paisaje y alucinar con las piedras volcánicas y la arena negra de la orilla. Buen lugar para finalizar el largo día y reflexionar sobre todos los lugares excepcionales, acompañados de momentos magníficos.


"Hot Water Beach", Taupo Lake.

lunes, 3 de octubre de 2011

Nueva Zelanda. Segunda semana

Después del primer gran viaje volver a Auckland fue duro psicologicamente.
La parte bonita de este país reside en los paisajes - las montañas, valles, bosques, lagos, playas, desiertos, rios, pastos - y volver al mundo del metal y cristal es, al menos, complicado. La parte positiva es que Auckland es la cuidad más grande del país con solo 1 millón de habitantes (de un total de unos 5 millones en todo el territorio) por lo que todo es mucho más sencillo que en una cuidad como Madrid.

La semana transcurrió más rápido de lo esperado. Seguimos con la rutina de las clases por la mañana, comida sobre la 1pm y paseitos por las tardes. Esta semana se unieron unos cuantos españoles más a la escuela y a mi clase, por lo que el sentimiento de estar cerca de casa sigue aumentando. Aún así sigue siendo curioso escuchar acentos canario, gallego, andaluz y catalán por los pasillos de las escuela y las calles de Auckland.

Tras el gran fin de semana, el lunes 26 salió el sol y como buenos españoles salimos a disfrutar de la cuidad. Visitamos Albert Park, un parque situado muy cerca del centro de la cuidad. Poder sentir de nuevo los rayos del sol tras este duro y llovioso final de invierno en el Hemisferio Sur es muy agradable. Pasamos parte de la tarde charlando -en Castellano, si- y disfrutando de unos ricos conos de helado de McDonalds, que nos están dando la vida costando solo 0'60$! (Unos 0'35€)

Cementerio Judio
El martes 27 decidimos conocer parte de la zona sur de la cuidad. Andamos desde Queen St -cerca de nuestra escuela- dirección Mt Eden. De camino pasamos por cementerio judío y cristiano muy curioso. A apenas un paso de una zona comercial encontramos un parque con lápidas esculpidas en piedra. Parecían ser muy antiguas, y cuando nos acercamos pudimos leer que hacía algo más de 100 años que se habían colocado. Cuando visitas un cementerio fuera de España se siente algo distinto. No hay una sensación de frialdad, no puedes decir eso de "aquí huele a muerto". Aquí (y en otros muchos países que he tenido la suerte de visitar) son lugares muy agradables, normalmente integrados con el resto de la cuidad como parques por los que puedes pasear al perro, por los que parece haber más felicidad que tristeza. Y eso es todo un logro. Pudimos pasear, hacer algunas fotos, disfrutar del momento con total naturalidad.
Siguiendo nuestro camino pasamos por zonas residenciales con casas preciosas, con jardines aún más bonitos, colegios sin verjas (aquí los niños están tan bien educados que no necesitan limites físicos para saber donde deben estar), campos de rugby, más y más parques...

Tras una caminata entretenida llegamos al Monte Eden (o Te Ipu Kai a Mataaho). Es el cono volcánico más alto de Auckland con 196m sobre el nivel del mar. Está formado por un cráter simétrico de unos 50 metros de profundidad, y se trataba de un lugar sagrado para los Maoríes. Subimos hasta la zona más alta, justo enfrente del cráter. Las vistas eran impresionantes; 360º donde observar la cuidad, el puerto, las islas cercanas, bahías y penínsulas, montañas y barrios residenciales por la parte sur, y el resto de conos volcánicos que conforman el campo volcánico de Auckland. Impresionante.

Museo de Auckland
El miércoles 28 de septiembre organizamos planes un poco más culturales: visita al museo de la ciudad.
Simplemente por la localización del bonito edificio, en un parque gigante y muy verde, merece la pena la visita. Al ser estudiantes y residir en Auckland la entrada fue gratuita.
En la planta baja una exposición enorme de la cultura Maorí en Nueva Zelanda así como las otras culturas relacionadas del resto de islas del Pacífico Sur. En general para dejarte con la boca abierta, pero lo que más nos impresionó fueron unas barcas y unas casas originales expuestas dentro del edificio.
En la primera planta vimos una la flora y fauna típicas de las islas, y una zona exclusiva de los volcanes (con una casa donde se simulaba una posible erupción de un volcán en la bahía de Auckland, muy divertido). Y en la útima planta objetos de las Guerras Mundiales donde participó el país y del siglo pasado en general. Hay un dato que me ha llamado especialmente la atención: en la época de la Primera Guerra Mundial había en Nueva Zelanda más o menos 1 millón de habitantes, de los cuales, unos 100.000 se desplazaron para ayudar a los aliados, lo que supone un 10% de la población total. A cambio, cuando Japón amenazó el Pacífico, Estados Unidos mandó miles de soldados a las islas para protegerlas de posibles ataques.

Después bajamos hacia el centro donde habíamos quedado con el resto de españoles y algún que otro extranjero para tomar algo. Al final fue una noche genial, llena de buenos momentos y sobre todo un detalle: no se cómo ni porqué, pero me bebí 6 cervezas y solamente pagué una. Todos mis amigos me envidian desde entonces, y los miércoles se han convertido en un día sagrado para intentar conseguir superar la marca. Probaremos suerte esta semana...
¿Qué es lo bueno de seguir los horarios locales? Que te vas de fiesta a las 8, a las 12 ya no bebes más, a la 1 vuelves a casa andando, te acuestas a las 3 y te levantas a las 8 como un rey. Al final va a ser verdad eso de que los neozelandeses y sus horarios existen por un motivo razonable.



Cráter del Mt Eden  y el centro de Auckland